lunes, 26 de marzo de 2007
Aquellos Maravillosos Años
Esta entrada la tenia en mente desde hace bastante tiempo, la verdad. Se me ocurrió un día a la espera del U1 en la parada de Plaza América. No sé si tuve que esperar por qué lo había perdido, o por qué fui a y veinte y el siguiente era el de menos veinte...
La cuestión fue que estuve allí sentado bastante tiempo, observando todo lo que ocurría alrededor. Coches q iban (no venían pues es sentido único en ese tramo) más o menos rápido por la carretera. Gente paseando, solos, en pareja, en grupo... que se cruzaban entre sí sin siquiera mirarse unos a otros, a no ser q uno fuese un "pintas" y se quedaban con él/ellos... Otros haciendo cola en la parada para coger otros buses. Adolescentes yendo a comprar víveres y alimento durante el recreo. Además de todo eso, me llamaron la atención un par de cosillas..
La primera, espero q fuese un detalle de típico viejo verde; que estaba de pie apoyado en la marquesina del bus quedandose con una niña, guapiña si, pero q debería tener unos 15 años.. Y oh, sorpresa cuando veo q la sigue con la mirada hasta q desaparece de su punto de mira... La verdad me quede bastante pillao; en plan.. menudo pederasta.. pero quiero pensar q solo fue mi sucia mente la que me llevó a pensar eso...
El segundo detalle de esa jornada, me dejo un buen sabor de boca. En realidad fueron varios, pero todos con un "común denominador". La infancia, la tierna infancia. Sus recuerdos, la felicidad y alegría que suele marcar esta etapa de nuestras vidas, en definitiva... la ignorancia (que a esa edad curiosamente se le llama inocencia) que es muy atrevida.
Bueno, vayamos al tema que sino esto se hace eterno.. La historia va con un par de niñas que no debían de pasar de los 5-6 años... La primera no se si llegaría a los 2 años incluso.. q lloraba a la espera de que su tía la fuese a recoger para ir a nosedónde y la pobre llorando pq no llegaba, que la quería ver... muy tierno la verdad. Al igual q la otra chikilla, esta un poco mas mayor ya; que llegaba al coche acompañada de la madre, dónde las esperaba el padre con el motor en marcha... y un cachorro de labrador en la parte trasera del coche.. eje teníais q ver como se puso el perrillo al ver a la rapariga y la niña al oírlo.. una verdadera delicia!!
Daban ganas de volver a tener esa edad para revivir esa situaciones..
Weno, os abandono por hoy
Bikinhos,
El Ganso
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